¿Qué da valor para levantar la mano y gritar que no somos como los demás piensan? digo, porque debe ser una labor muy grande y además requiere unos extravagantes huevos. Pero, ¿sí seremos tan diferentes como pretendemos o simplemente estamos faroleando refugiados en el relativo anonimato que otorga la red o la fama de cualquier otro medio?
Bien puede ser o la una o la otra indistintamente y ninguna causaría mayor aspaviento, sería normal y hasta natural, el problema llega cuando se hace al punto de creer nuestro propio juego de identidades y apropiarnos de él.
¿Qué gano si lanzo un grito desesperado para que todos se enteren que me caga la madre la gente que tiene un Blog o un Myspace diciendo que eso es sólo para adolescentes sin identidad y nerds sin amigos de carne y hueso cuando sin embargo tengo uno por curiosidad?
¿Qué hay detras de alardear un refinado gusto musical, desdeñar el regetón o las charangas para después presumir que cantamos lo último de Chente ya bien pedos en la fiesta?
¿Qué sucede cuando apelamos a la estupidez de decir: "entre más me odien significa que me envidian"?
Resultaría casi tan inútil como esa bonita frase de: "que hablen mal de mi pero que hablen al fin".
Si haber llegado hasta donde estamos se traduce en andar buscando hasta por internet a cuántos fulanos o fulanas les provocamos envidia entonces la cosa está más jodida que de costumbre. Terminaríamos siendo aun mas idiotas que aquellos a los que, según nuestro refinado gusto, les provocamos envidia.
¿Acaso no tenemos nada de confianza en nuestro juicio? ¿La duda razonable de la inherente falta de congruencia que nos ayuda a seguir vivos tiene tanta importancia al grado de tener miedo hasta de nuestra sombra?
Si esa es la consecuencia del amado sentido empresarial que ahora ocupa el lugar más alto en las aspiraciones sería aceptable, hasta necesario; pero ha trepado hasta posarse en nuestra misma autoestima y personalmente -ojo: personalmente- me da tristeza leer a tantos y tantas que al final del día se escudan en la envidia o resentimiento que, dicen, causan a otros que ni conocen y que seguramente si lo hicieran asumirían una actitud de prepotencia porque según ellos se sienten importantes.
Me causa rabia que aún exista quien crea en que si uno no esta de acuerdo con algo no tiene derecho a decirlo o peor, que si no te gusta alguna persona, objeto o estilo de vida no tienes derecho ni siquiera a observarlo. "Si no te gusta mi programa no lo veas en lugar de criticarlo" (en caso de TV por ejemplo), ¿la idea es solamente llegar a los ojos u oídos de los que nos alagan? en ese caso no sería recomendable ni salir de la cama ni mucho menos abrir la boca. Al decir una palabra, escribir una frase o mandar un mensaje masivo o global se debería tener por seguro que otro lo responderá alguna vez y nada, absolutamente nada, asegura que esa respuesta será afirmativa, una alabanza, o un premio.
Es cierto que existe una diferencia entre la crítica y el insulto tácito y directo, más no significa cerrar los ojos a todo cuanto no sea del color que nos gusta. Si escribimos o hablamos públicamente tengamos los huevos de aceptar cuando a alguien no le gusta lo que hacemos y caray, si se va tratar de escribir para escarbar entre la gente a los que nos admiren o mejor aún, a los que nos envidien -porque también hay envidia a la buena, que ayuda- bien pueden darle una hojeada a cierta revista de rock, que desde hace rato se la ha pasado convirtiendo su derecho a decir lo que piensan -que se respeta- en una oda a la peor de las manifestaciones de la subjetividad en un medio masivo: auto-proclamarse (a través de actitudes supuestamente parte del sistema) como los salvadores en un entorno corporativizado cuando ellos mismos cobran sus quincenas gracias a corporaciones que son todo menos indis, sin dudar en alzarse con los de mejores gustos musicales dignos de ser envidiados por el vulgo. Ellos, como muchos, usan blogs y todo el repertorio original y súper de moda.
Y es una publicación que leo, escucho y encima critico, ¿QUÉ, SOY UN MAMÓN?
Aprendamos que en un contexto como este no podemos destruir al mostro desde dentro, llevamos mas de 40 años aprendiendo a asimilar a los grupos disidentes, el mismo Roszak lo dijo en el 68: "en esta sociedad todo puede ser integrado, cooptado, digerido". Así que si lo que buscan es decirle a todos que son muy diferentes, sarcásticos, irreverentes, todo eso que nadie conoce en un ser humano vivo pues por mí pueden subirse a un cerro y cultivar su alimento, esa es la única forma de que por lo menos yo, les crea que son poco comunes; la única manera de sabernos diferentes es ponernos en el lugar de los otros y aprender de ellos conversando e intercambiando, digo esto porque en este mundo donde todo se reduce a las fabulosas teorías de la mercadotecnia y publicidad, ser diferente sin probarlo de facto y tajante es como ver cualquier comercial o campaña donde lo individual y alternativo es lo común y corriente, es decir, lo fácil.
¿Valdría la pena siquiera intentar lo difícil?
Bien puede ser o la una o la otra indistintamente y ninguna causaría mayor aspaviento, sería normal y hasta natural, el problema llega cuando se hace al punto de creer nuestro propio juego de identidades y apropiarnos de él.
¿Qué gano si lanzo un grito desesperado para que todos se enteren que me caga la madre la gente que tiene un Blog o un Myspace diciendo que eso es sólo para adolescentes sin identidad y nerds sin amigos de carne y hueso cuando sin embargo tengo uno por curiosidad?
¿Qué hay detras de alardear un refinado gusto musical, desdeñar el regetón o las charangas para después presumir que cantamos lo último de Chente ya bien pedos en la fiesta?
¿Qué sucede cuando apelamos a la estupidez de decir: "entre más me odien significa que me envidian"?
Resultaría casi tan inútil como esa bonita frase de: "que hablen mal de mi pero que hablen al fin".
Si haber llegado hasta donde estamos se traduce en andar buscando hasta por internet a cuántos fulanos o fulanas les provocamos envidia entonces la cosa está más jodida que de costumbre. Terminaríamos siendo aun mas idiotas que aquellos a los que, según nuestro refinado gusto, les provocamos envidia.
¿Acaso no tenemos nada de confianza en nuestro juicio? ¿La duda razonable de la inherente falta de congruencia que nos ayuda a seguir vivos tiene tanta importancia al grado de tener miedo hasta de nuestra sombra?
Si esa es la consecuencia del amado sentido empresarial que ahora ocupa el lugar más alto en las aspiraciones sería aceptable, hasta necesario; pero ha trepado hasta posarse en nuestra misma autoestima y personalmente -ojo: personalmente- me da tristeza leer a tantos y tantas que al final del día se escudan en la envidia o resentimiento que, dicen, causan a otros que ni conocen y que seguramente si lo hicieran asumirían una actitud de prepotencia porque según ellos se sienten importantes.
Me causa rabia que aún exista quien crea en que si uno no esta de acuerdo con algo no tiene derecho a decirlo o peor, que si no te gusta alguna persona, objeto o estilo de vida no tienes derecho ni siquiera a observarlo. "Si no te gusta mi programa no lo veas en lugar de criticarlo" (en caso de TV por ejemplo), ¿la idea es solamente llegar a los ojos u oídos de los que nos alagan? en ese caso no sería recomendable ni salir de la cama ni mucho menos abrir la boca. Al decir una palabra, escribir una frase o mandar un mensaje masivo o global se debería tener por seguro que otro lo responderá alguna vez y nada, absolutamente nada, asegura que esa respuesta será afirmativa, una alabanza, o un premio.
Es cierto que existe una diferencia entre la crítica y el insulto tácito y directo, más no significa cerrar los ojos a todo cuanto no sea del color que nos gusta. Si escribimos o hablamos públicamente tengamos los huevos de aceptar cuando a alguien no le gusta lo que hacemos y caray, si se va tratar de escribir para escarbar entre la gente a los que nos admiren o mejor aún, a los que nos envidien -porque también hay envidia a la buena, que ayuda- bien pueden darle una hojeada a cierta revista de rock, que desde hace rato se la ha pasado convirtiendo su derecho a decir lo que piensan -que se respeta- en una oda a la peor de las manifestaciones de la subjetividad en un medio masivo: auto-proclamarse (a través de actitudes supuestamente parte del sistema) como los salvadores en un entorno corporativizado cuando ellos mismos cobran sus quincenas gracias a corporaciones que son todo menos indis, sin dudar en alzarse con los de mejores gustos musicales dignos de ser envidiados por el vulgo. Ellos, como muchos, usan blogs y todo el repertorio original y súper de moda.
Y es una publicación que leo, escucho y encima critico, ¿QUÉ, SOY UN MAMÓN?
Aprendamos que en un contexto como este no podemos destruir al mostro desde dentro, llevamos mas de 40 años aprendiendo a asimilar a los grupos disidentes, el mismo Roszak lo dijo en el 68: "en esta sociedad todo puede ser integrado, cooptado, digerido". Así que si lo que buscan es decirle a todos que son muy diferentes, sarcásticos, irreverentes, todo eso que nadie conoce en un ser humano vivo pues por mí pueden subirse a un cerro y cultivar su alimento, esa es la única forma de que por lo menos yo, les crea que son poco comunes; la única manera de sabernos diferentes es ponernos en el lugar de los otros y aprender de ellos conversando e intercambiando, digo esto porque en este mundo donde todo se reduce a las fabulosas teorías de la mercadotecnia y publicidad, ser diferente sin probarlo de facto y tajante es como ver cualquier comercial o campaña donde lo individual y alternativo es lo común y corriente, es decir, lo fácil.
¿Valdría la pena siquiera intentar lo difícil?
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