domingo, 9 de marzo de 2008

¡Mujeres arriba!

Pues si, llegó -y se fue- de nuevo el tan socorrido día. Ya lo saben, yo lo dije hace un año exactamente: Soy Fan, las admiro. ¿Y ustedes?


Me gusta cómo al igual que el día de las madres, de pronto la memoria colectiva de la colectividá (deam!) se acuerda que hay mujeres que trabajan, que son exitosas, que son madres...que ya hablando en serio, representa de por sí una labor titánica y llena de peligros. Hay muchísimas que además saben hacer milagros, de esos que sólo creemos cuando los pasan por TV Azteca... actuados.

Me pregunto si será igual con algunas féminas; si, esas que ustedes conocen, que seguramente ocuparon un lugar cerca de su mesa-banco en la prepa o universidad. Las que no tienen ni la más mínima idea de lo que van a hacer a la escuela (o trabajo si a esas vamos), que ven un libro y de plano las invade ese raro síndrome de 'yo no sabía que aquí me pondrían a leer, ¡qué hueva güei!'. Una vez, un buen amigo me platicó cómo el profesor decía que la mayor parte de las mujeres que retozaban sus carnes en el salón estaban ahí con el propósito secreto de conseguir algún incauto que dejara salir su semilla a destiempo, alguno que pudiese extender la cartera sin vacilar en pos de la promesa del otorgamiento del chimuelo... adorables ellas.

¿Más detalles? bueno, únicamente agregar -so pena de ser tachado de misógino, andropáusico y similares...otra vez- la escena siempre tan añorable de ver y escuchar las anécdotas de la borrachera del finde anterior -ya, es evidente que me gusta abreviar 'finde'; pueden refutar- y los planes de la que se ve venir en unos días. Y bueno, a la hora de dejar ver su valía como mujeres profesionales e inteligentes -más que muchos hombres, según su decir- abren de par en par los ojitos de cachorro en vitrina -cuando no su boca para chamuscarse- e inmediatamente salta algún caballero a hacer el paro con las copias, los libros o la chela... listas, si son.

En fin, me gusta la idea de que se les reconozca, ya saben; más seguido. Ergo, sufrir la pena de ser tachado precisamente de eso: hacer un post cada año. Pero ¿qué puede uno hacer contra los discursos, homenajes, diputadas que de pronto recuerdan que en el estrado y en su casa siguen portando ciertos genes? No me quejo, lo menciono cual onomástico de programa matutino.

Por ahí andan por igual las chicas de vitrina, las que no hacen más que preocuparse por no estar gordas, por vestir bien y atraer y quedar bien. De vitrina porque lo único útil es caminar, ser miradas y reclutar voluntarios para pagar su próximo pantalón de botella. ¿Notan que no hablé de sexo guarramente? Necesito ayuda...

Me gusta reir discretamente -a veces- cuando les escucho decir que pueden hacer más cosas al mismo tiempo al contrario del género tan torpe al que pertenezco y medio represento. Me gusta sonreír cuando alguna dice que jamás tendrá hijos porque quiere ser profesional, que no saldrá contigo porque quiere dedicarse a su persona y después verlas embarazadas de algún chofer de microbús, jeje -nada contra la estoica profesión, al contrario, se les admira por su valor y exceso de redondeces- .

¿No les ha pasado que, hablando de panzas, las mujeres más lindas, guapas, sabrosas o atractivas de la escuela -secundaria, prepa o más- al poco tiempo de egresar las ven ya con hijos y de la mano de algún gañan que aparenta no menos que un regetonero inmigrante que al hombre que ellas siempre decían que esperaban? Otro de esos enigmas que ni en este día se ha podido descifrar. Esperemos que para el año que viene haya más tino o se me quite lo ardilla si así estaban por afirmar.

Hay pocas que de verdad merecen ser celebradas. Están ellas, ella; quien siempre está ahí cerca para apoyarnos, para luchar nuestras guerras y recibir por recompensa una sonrisa, un beso y un abrazo. Están ellas, ella a quien queremos y queremos cerca siempre.

Por supuesto aquellas que escriben, dentro y fuera de esta blogmadre y que demuestran poseer -junto con mucho de la población masculina- capacidad craneal para compartir algo más allá de sus vacaciones o novios recientes -saludos a las lectoras, que representan la gran mayoría de quien visita este poco glamuroso Libro Vakero (lectores, aplíquense)-. Pero bueno, ya en ondas blogueras el gusto se rompe en ventanitas.

Debo decir, con orgullo, que mis amigas con las que compartí lo último de la carrea son un ejemplo de mi admiración. Ya sea en la profesión o en la barra -no de litigio, claro está- pueden bien superar y humillar a mucho macho de playera desabotonada y carro lustrado. Y bueno, sobra decir que a poco más de un año de no verlas seguido ninguna de ellas ha concebido absolutamente nada que no sea éxitos y muchas sonrisas bien ganadas, por lo cual siempre les aplaudo aunque se burlen, je je.

Como dije, Definitivamente soy fan de las MUJERES; pero no de todas y no siempre.

¿Y ustedes?