lunes, 1 de septiembre de 2008

no he respetado plenamente la periodicidad de mis publicaciones... me quejo de las cosas que no me parecen y después celebro las que me hacen feliz. protesto por aquello en lo que debe ponerse un alto, lo humano se acaba a cada palabra que se dice. cada mañana me levanto con la idea de qué más habrá allá, más lejos de lo que mi limitada mirada puede ver. la música y los debates sobre cuál o quién es el mejor me parecen algo sumamente denigrante, inútil y totalmente falso, si lo escuchas te gusta y es bueno por sí mismo y nada más. pasarme tanto tiempo construyendo en la cabeza un párrafo, una historia, una línea narrativa se ha vuelto una tortura, no hay mejor forma de escribir que escupiendo palabras una por una, cuidadosamente destruidas, quitando cada vez una regla sintáctica o una ortográfica de manera discreta y recatada. es distinto ahora que cada vez que se te ocurre una frase o una idea puedes ir y decirla al mundo entero, sin esperar a que alguien se de el tiempo de escucharte o leerte, está ahí siempre para que en una casualidad infinita algún par de ojos lo lea y se inspire o lo lea y se insulte. no he respetado plenamente la periodicidad de mis publicaciones... no he respetado, de hecho, muchas cosas de mi propia vida y la de ustedes. algunas veces como esta misma, sólo soy un amasijo de fonemas arrumbados en la esquina más sucia de sus ojos, un montón de enunciados amorfos de los que sólo yo mismo puedo presumir de haber escrito, puedo decir que creo en todo aquello que provoca al imaginación y la subversión de los sentidos y la razón; pero también puedo, si me da la gana, maldecir a todo aquello que dice luchar por la libertad bajo la bandera de una rebeldía falsa y bruta. gritan y pataleamos pero aún así atendemos necesidades gracias a lo adquirido precisamente bajo las fuerzas negras que se dice querer erradicar. soberbia la forma en que me levanto un día y me digo a mi mismo que no hay nadie más allá de mi y me lo creo de lleno como el perro que nos hace pensar que sabe cuando le pedimos que se siente cuando en realidad se burla de nosotros y la burda manera en que pretendemos dominar a las demás especies. supongo que nunca he de entender el pensamiento del corazón, ese que nos obliga a tomar caminos distintos y dejar salir lágrimas reservadas desde mucho tiempo atrás y que teníamos miedo de soltar. sobrecogedores puntos de vista, lugares y palabras, letras que nos hacen mirar a través de un velo húmedo, cortante, que no deja saber si es vanidad o una auténtica expresión del alma. no he respetado últimamente la periodicidad de mis publicaciones... hay momentos que que, siendo franco, no he respetado plenamente ni a mi propia razón. y eso me hace despertar y otra vez, estar orgulloso y rebosante de todo lo que llena el corazón y las tripas de este gran hijo de la chingada.