AULLIDO
[Homenaje a Ginsberg]
Los he visto derretirse ante el glamour que sofoca al conversar.
Los he visto renacer con sonrisas de arena después de rituales espirituales de alta sociedad.
Rodar por las calles desiertas buscando la hierba para reír como idiotas y no escapar más/sumergirse más.
Aprender a ver y a escuchar y a abrir la mente pero sin mirar dentro y nadando en su mierda color rosa.
Desaparecer su propio deseo por el deseo del otro ó convertirse en el deseo del otro sin desearlo.
He perdido la realidad entre acordes estridentes, imaginando otros mundos, reído de bromas que aún no existen.
A aquellos que caminan y miran pero que ya no voltean atrás porque eso ya no es.
He visto a los que se consumen en perseguir el dinero y su color como lo único que hace valer su existencia.
A todos lo que dejaron de imaginar, dejaron de creer en su alma para voltear y absorber lo que les dicen que suena o se escribe lindo.
Aquellos que se justifican la estupidez diciendo que 'qué se le va a hacer, así somos todos'.
A los que he visto mofarse de otros por no poder soportar que las cabezas no hiervan a su misma temperatura.
He visto a las mejores de todos volar al olvido, vender su espíritu al mejor postor y llenar su boca de propaganda política y falsa crítica social.
He visto a los que levantan el puño en las calles y la voz en el rostro del diablo, pero le ponen PLAY al desprecio del que les es diferente.
He visto rostros de muertos en pechos sin vida, sin aire.
He oído nombrarse muchos nombres y frasear en pos de la libertad que se pierde a cada minuto que hablan.
He visto como se mueren pedazo a pedazo las grandes ideas, los grandes visionarios de mi generación se convierten en monstruos vestidos con trajes sin piel.
He visto al nihilismo absoluto reflexivo convertirse penosamente en enunciados breves recortados de revistas.
Las mejores cabezas de mi generación viven pensando en el tiempo como su peor enemigo. En los sueños no hay tiempo: Hoy no es Hoy, es un recuerdo de Ayer y una fantasía de Mañana.
Los mejores que se convencen tristemente de que no se vive de sueños, que la realidad es cruda; pero que olvidan que no existe realidad que antes no es soñada.
He visto a aquellos que ya no escuchan el silencio y que ya no escriben de lo que no han visto nunca. Cuya realidad es gris, como grises sus recuerdos.
Quisiera ver a Ginsberg o a Agustín o a Parmenides decirles/decirnos qué tan pendejos estamos con alguna frase inventada por ellos al calor del sol. Y aún así discutiría.
Quisiera ver las lágrimas correr poco a poco por mi pómulo cuando una melodía me conmueve/quisiera que pudieras verla tú también.
Quisiera ver a las generaciones jóvenes y sus cabezas soñar y soñar y ser diferentes mientras son los mismos y construyen su mundo entre todos.
Quisiera ver la sonrisa de un loco cuando te mira y te dice que Irás y no Volverás. Cuando los rebeldes greñudos tararean sus canciones, disfrutan su vida y sus actos y están siempre contigo como hermanos.
He visto a los mejores entre los mejores desaparecer sus ojos y convertirse en letras, consumirse en su espíritu y ser más cabrones que aquel que se dice sabio.
Quisiera que el nudo en la garganta estalle en llanto mientras la mano redacta estas líneas, las perfora desde adentro y salen con todo y sangre y semen.
He visto como te excitas y me excitas con esos ojos de fuego, de deseo, de ser más de lo que eres y más de lo que yo soy contigo.
He visto cómo los han destrozado por el ano al sentirse aceptados sólo por el hecho de dejar salir su diferencia de sexo, por no haber otra opción para conversar.
He visto sangrar sus ojos al ser penetrados desde el corazón a la cabeza sin orgasmo que puedan recordar con más cariño que a su masturbación hueca.
Hemos visto como los mejores entre los mejores se sientan a ver pasar su vida y sonríen por su futuro predicho en trabajar, comprar, comer, dormir y coger.
A los que se preparan por años para tener un bonito título que pregonan para ensanchar sus carteras pero ya no se interesan en ser humanos.
Hemos visto aquellos cuya vocación es movida por la ganancia o por el premio y se niegan la capacidad de ser.
He visto a las mejores cabezas de mi generación consumidas por la locura y he visto a la locura ser atrapada en la norma de lo políticamente correcto.
He visto a los soñadores ser llamados locos y a los de mirada suave y a los de imaginación insaciable salir mirando al suelo por pensarse distintos cuando no lo son.
Un día en la vida que corre bajo las teclas de las máquinas que aprenden por nosotros y expresan de boca del alma del menos talentoso la sublimación de variedades incontables de envidias disfrazadas y odios mal hablados en torno a un mundo que no es suyo y que ni siquiera ha estado lo más cercano como para escupirle en la cara y gritarle con fuerza que el problema no debe estar en la jaula sino en los animales que la habitan.
Las mejores cabezas de muchas generaciones viven engañados por los incomprensibles textos de dementes y exiliados que ya desde hace años exhalan su último aliento pregonando que no es para ellos la tierra pero tampoco para nosotros ni para nadie.
No es un aullido en el aire, ni un grito en la cima más elevada. Es el murmullo de un giño que destapa la vista para limpiar con lágrimas la más baja forma de prosa que no pretende sino escupir en la boca de aquel que sigue viviendo bajo la piedra de su propia vida.
Seguiré esperando en pié el final de esta poesía, algún día llegará y mis brazos ya están abiertos, aunque para ello pasen mil años. Aquí estaré listo para leerte escribir ese final, que no podría venir ya de las mismas manos que le dieron vida.
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