sábado, 21 de febrero de 2009

Me he de discar la cereza

...y a la mañana siguiente seguíamos discutiendo el cómo y por qué de esos problemas saborizados. Ni idea tengo de qué concluimos pero supongo que no fue fácil. Después de todo, estaban a punto de terminarse y el deseo siempre es mayor que aquello que lo satisface.  Todo un reto. Recuerdo que en particular tú sostenías en tus manos, sin soltarla, un espécimen brillante y atractivo; aún lo deseo. Las notas, de nuevo, corren despavoridas acompañadas del tono oscuro y del claro y el gordo y el delgado. Arriba, abajo. No la alcanzo. Rojiza, brillante, atractiva. Algún día.